Las desgracias de Celorio no empiezan ni terminan en su biblioteca inexistente, ni tampoco en el destino final de la emblemática finca amurallada donde debería haber sido construida.
Fue precisamente esta finca objeto de deseo de un promotor que se dio de bruces con el trevinismo después de comprarla por 37,5 millones con el fin de construir en ella un hotel y nueve chalés. El entonces alcalde Trevín le exigió que, a cambio de la licencia, construyera una casa concejo para Celorio. Pero Trevín no se queda ahí, y sus exigencias van aumentando cada semana: parque infantil, depuradora, cancha de tenis. Con estas crecientes dificultades, el promotor decide vender la finca a una empresa langreana sugerida por SOGEPSA (PSOE).
Al poco tiempo, el promotor descubre indignado que la empresa pública SEDES (PSOE) estaba negociando con Trevín la construcción de 34 chalés en la parcela, y que las exigencias del alcalde eran una trampa para intentar que él abandonara su proyecto y la vendiera. SEDES pagó a la empresa langreana 80 millones por la finca, más del doble del precio pagado por el promotor el año anterior. El resto ya es conocido: Trevín “exigió” a SEDES una biblioteca para Celorio a cambio de construir los 34 chalés, los cuales se construyeron, pero no la biblioteca, que fue sustituida por otros dos chalés adicionales.
Resumiendo: Celorio se quedó sin Casa de Concejo, sin biblioteca y sin su finca más emblemática para favorecer hasta extremos nauseabundos a los especuladores del partido del alcalde. Trevinismo puro.
Hoy la Casa de Concejo de Celorio es finalmente una realidad, y acaba de ser inaugurada. Corren otros tiempos.
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