Fue en 1997, después de muchos años de ser aprobado el plan urbanístico de Trevín, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) lo anuló. Se tumbaba así el planteamiento antisocial, ilegal y depredador del exalcalde de Llanes. Las razones de mayor peso para tomar esta decisión fueron que se recalificaran decenas de miles de metros cuadrados de terreno que seis meses antes era rústico, parte de los cuales fueron adquiridos por inversores foráneos tras firmar con Trevín convenios urbanísticos a medida, dejando fuera a la inmensa mayoría de la ciudadanía, sin abrir un proceso previo de información pública con sus correspondientes sugerencias y alegaciones.
En la nota de prensa que adjuntamos, se puede ver la opinión del entonces alcalde de Llanes, Manuel Miguel Amieva, cuando manifiesta que la sentencia “es el resultado de la obcecación de un individuo”, en clara alusión a Trevín. Amieva añadió que no le cogía por sorpresa y que ya se esperaba algo así. Lo esperaba Amieva y lo esperaba casi todo el mundo. Pero lo peor es que esa obsesión fue y sigue siendo la marca de la casa del trevinismo, y representa la mayor amenaza para los vecinos de cara a las próximas elecciones municipales.
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